jueves, 1 de mayo de 2008

Estigma


El día que cumplió cincuenta años, Gregorio se despertó con la convicción de que tenia una enfermedad que en un año lo llevaría a la muerte.
Clelia, la esposa no le prestaba atención, estaba acostumbrada a sus manías de hipocondríaco.
Gregorio recorrió toda la cartilla de la obra social, gasto fortunas en clínicas y médicos particulares. Nadie encontró nada malo en su salud.
Tantos estudios agresivos terminaron socavando su fortaleza.
El día que cumplió cincuenta y uno, Gregorio amaneció muerto.
Clelia, la esposa, no para de recorrer todos los servicios de salud que le son posibles tratando de hacer entender a los médicos de que lo que tenia su marido, era contagioso.

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